martes, 25 de noviembre de 2014

" El conocimiento es la herramienta de la libertad de los pueblos "

Este es el relato de la tradición india de la conquista del fuego,contado por un Piel roja .
Sucedió hace muchos años, cuando el hombre comprendía el lenguaje de los animales y el Coyote gris, el perro de las praderas, era el amigo y consejero del hombre.
En una tribu, había un muchacho de pies ligeros y mirad penetrante, que recorría los bosques con el coyote. Miraban a los pescadores atrapar los peces con la mano en los huecos de las rocas y a las mujeres desenterrar las raíces con piedras afiladas 

Pero cuando llegaba el invierno , veían a la gente correr desnudos por la nieve o acurrucarse en el fondo de las grutas .
entonces eran muy desgraciados porque todos tenían frío . El muchacho se entristeció mucho al ver la miseria de su pueblo


-Yo no lo he advertido- dijo el coyote 
  
-porque tu tienes un abrigo de piel -dijo el chico -Esta 
pobre gente ,en cambio, no tiene con que cubrirse.
ven a cazar -dijo el coyote
-No, no quiero cazar mas hasta que haya encontrado el medio de preservar a mi pueblo del frío- respondió el muchacho- ¡Ayúdame, consejero mio!
Entonces el coyote, tomo carrerilla y marcho
Cuando volvió al cabo de mucho tiempo ......, dijo que ......, había encontrado un medio, aunque muy difícil.- No hay nada demasiado difícil- respondió el muchacho
Entonces el coyote dijo que debía ir hasta la Montaña Ardiente y traer el fuego a su pueblo.
-¿Que es el fuego?-pregunto el joven indio-
-El fuego es rojo como una flor, y, sin embargo , no es una flor, corre por la hierba y la destruye como si fuera un animal y, sin embargo , no es un animal, es peligroso y maligno, y , sin embargo, es un buen servidor, si se le hace un lecho entre dos piedras y se le dan cabos de madera para comer . Entonces,te conserva caliente
-Yo tendré ese fuego, - dijo el niño
Primero ,pidió a su pueblos que le dieran cien veloces corredores.Luego ,se pusieron todos en marcha con el Coyote, hacia la Montaña Ardiente. Al termino de la primera jornada, dejaron en el camino al mas débil de los corredores, deciendole que se quedara allí, al final del segundo día, al mas débil de los que quedaban , y así hasta llegar al centésimo día, fueron abandonando uno cada día
El muchacho y el coyote quedaron solos para la ultima etapa del viaje.Atravesaron altas montañas, vastas llanuras y frondosos bosques, y al fin, llegaron al gran río que fluye a los pies de la Montaña Ardiente
.
La montaña era como un inmenso cono cubierto de una espesa nube de humo.
 Por la noche , los espíritus del fuego danzaban a su alrededor, y el agua del gran río aparecía completamente roja
Entonces el Coyote aconsejo al niño:
-Quédate aquí, hasta que te traiga un tizón de la Montaña Ardiente. Estate preparado para cuando llegue, porque vendré sin aliento y los espíritus del fuego me perseguirán.
El Coyote se deslizo furtivamente a lo largo de Montaña y, al verle tan flaco y extenuado, los espíritus del fuego comenzaron a burlarse de el, ya que su aire era completamente inofensivo. Cuando llego la noche y comenzaron sus danzas alrededor de la montaña, el Coyote robo un tizón encendido y huyo apresuradamente. Los espíritus advirtieron en seguida el robo y corrieron tras el zumbando como un enjambre de abejas. El Coyote corría tan deprisa que las chispas del tizón le desgarraban los costados
El muchacho le vio bajar de la montaña como una estrella fugaz, perseguido por los alaridos de los espíritus del fuego. Cuando el valiente animal se detuvo, jadeante, el muchacho cogió el tizón y partió como una flecha. Entonces los espíritus del fuego rugieron detrás de el, pero el corría cada vez mas de prisa,
 
hasta que , por fin, alcanzo el primer corredor, que, con el cuerpo inclinado, esta a punto para partir. El muchacho le tendió el tizón y el corredor, a su vez, se lanzo a la carrera . De esta manera el tizón llameante paso de mano en mano, seguido por los enfurecidos espíritus del fuego , así llegaron hasta las montañas de la nieve que ellos no pudieron franquear, Allí tuvieron que detenerse y volver sobre sus pasos. Pero los corredores siguieron pasándose el tizón ardiente, uno tras otro, rojo durante la noche, violeta durante el día hasta que, por fin, llegaron a su tribu. Allí le hicieron al fuego un lecho en medio de piedras en un rincón de la cueva y lo alimentaron con trozos de madera, como les había aconsejado el Coyote, y e pueblo se alegro de aquel calor
.
El muchacho recibió en nombre de Portador del Fuego, y desde entonces, el Coyote y sus descendientes conservaron para siempre la marca del fuego, porque, en sus flancos, se ve la piel amarillenta en todos los sitios donde fue alcanzado por las llamas del tizón
Extraído de:
"El Arte de contar cuentos" de Sara Cone Bryant"